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El 3 de marzo de 1876, grandes trozos de carne cayeron del cielo sobre el terreno de la familia Crouch en Olympia Springs, en el condado de Bath, Kentucky.

De acuerdo con el artículo del New York Times publicado una semana después del incidente, este extraño fenómeno ocurrió justo cuando la esposa de Allen Crouch se encontraba haciendo jabón en el patio trasero.

“Lo extraño del evento es que el cielo, en ese momento estaba totalmente despejado. De pronto la carne comenzó a caer a su alrededor en forma parecida a grandes copos de nieve”.

Algunos de los curiosos que visitaron la propiedad un día después de este extraño acontecimiento llegaron a ver la carne aún esparcida por el suelo, con algunos trozos aún pegados a la cerca que rodeaba la casa.

“Los trozos tenían un tamaño aproximado de 5x5cm y en las primeras horas de haber caído parecían ser carne fresca, pero al ser dejados al exterior durante toda la noche, se habían podrido y secado”.

Aun así, dos hombres que no fueron identificados cocinaron y comieron uno de los trozos, declarando que tenía un sabor a carne de venado o cordero.


Teorías abundaban, pero no fue hasta tres meses después que se formuló una que a simple vista parecía ser factible. Esto fue posible gracias a un hombre llamado Leopold Brandeis, quien recibió algunos ejemplares de la carne que se habían conservado en frascos con glicerina.

Tras analizar las muestras, Brandeis llegó a la conclusión de que la “carne” no era realmente carne, sino que se trataba de lo que se conoce como “Nostoc”. El Nostoc es una colonia de cianobacterias que al entrar en contacto con el agua, se hidrata y se expande en una masa gelatinosas de aspecto traslúcido.

Para completar su teoría, Brandeis especuló que por ser tan imperceptible en su estado seco, el Nostoc fue levantado por la evaporación natural del agua y flotó en la brisa del viento hasta que se hidrató lo suficiente para expandirse y caer sobre la propiedad de los Crouch.

Por otro lado, varios histólogos, entre ellos, el Dr. J.W.S. Arnold y el presidente de la Asociación Científica de Newark, el Dr. A. Mead Edwards realizaron sus propios análisis y concluyeron que los trozos no eran Nostoc, sino una mezcla de cartílago, tejido muscular y tejido pulmonar, todos probablemente de origen animal.